Amanece, me despierto temprano, son como las
6:30; otro día comienza.
Como todo el mundo sigue durmiendo a esta
hora me dedico a tomar unas magníficas imágenes del complejo hotelero Islas del
sol y sus alrededores.
![]() |
Paisajismo y arquitectura, muy bello |
De verdad este sitio lo hicieron con dedicación; la
arquitectura es hermosa, los detalles insuperables, las zonas verdes, ¡preciosas!
Me dijeron que el constructor de todo esto, un italiano, tenía un negocio de canteras
de materiales nobles para la construcción. Todo aquí está recubierto en mármol
y granito; pisos, paredes, topes y baldosas. Cuando este lugar fue inaugurado
seguro costó una fortuna y es innegable que era de primera categoría pero ahora
luce con deterioro; por ejemplo, la suite que nos tocó a Eneida, Chela, Andrea
y a mí tiene cerca de la entrada de una de las habitaciones un enorme hueco en
el cielo raso producto de una filtración de agua del techo. Al baño principal se
le cuela líquido por alguna parte y luce mojado todo el tiempo. El segundo baño
tiene un olor raro, como de alcantarilla, consecuencia quizás de algún tubo de
ventilación obstruido. La cama principal tiene el soporte del colchón roto de un lado lo que ocasiona el hundimiento del lecho por esa parte. Es lamentable que ocurran estas cosas en nuestro país, así
no se puede y más considerando que no es gratis sino bastante costoso; ¿entonces?
Si queremos cambiar a Venezuela tenemos que comenzar por algún lado.
![]() |
Piscina para niños en primer plano, el pueblo al fondo |
A pesar de todo lo malo encontrado, creo que
el espíritu de nuestras vacaciones está muy alto e ignoramos las cosas
negativas; simplemente tratamos de seguir disfrutando y punto, no se puede hacer
otra cosa.
![]() |
El paisajismo en general está bien cuidado |
Desayunamos y nos vamos derechito a otra de
las piscinas (en total son cuatro aparte de las principales). El lugar en
realidad tiene dos estanques, uno grande y otro pequeño. La piscina mayor es de tamaño
regular con una construcción a un lado que imita piedra, la cual es soporte
para un tobogán, una cascada grande y otra más reducida. La piscina menor es muy acogedora y recibe a la cascada más pequeña. Juego con
Andrea a aguantar la respiración debajo del agua; me sumerjo y cuento hasta minuto
y medio, ¡Carlos Coste*, avíspate porque te voy a ganar!
![]() |
Piscina con cascadas y tobogán |
Me convidan a la piscina pequeña: allí estamos
casi todos. Agarro la primera cerveza del día, hago el ritual cervecero de
rigor con mi “alto pana” Juampa. Disfruto de la fabulosa cascada y hago el
comentario: “cuando sea millonario instalaré algo así en mi jacuzzi”, ¡de
ilusiones también se vive!
![]() |
Sombrillas tipo churuata junto a la piscina |
Disfrutamos del agua y el sol toda la mañana
cual delfines en un acuario. Se acaba el tiempo y no nos queremos ir.
Hora 2:50; con el hambre metida entre pecho y
espalda, Neldy hace los preparativos del almuerzo. Surge un problema: sólo hay
dos platos de cartón y no hay más; entonces tratamos de resolverlo de alguna
manera. Hay la propuesta de salirnos del agua, ir a una de las suites, comer en
los platos de la cocina (cada suite tiene una cocina equipada con todo),
entregar la habitación e irnos. Queremos sacarle provecho al sitio hasta el
último momento por lo que hay un cierto sentimiento de comer en la piscina como
sea; entonces se me ocurre bajar los platos de la habitación a la mesa junto al
estanque pero Neldy manda a decir con Aura: “devuelve los platos”. Me voy con los
platos a la suite cual perro regañado y entonces surgen dos bandos, los que
quieren comer arriba y los que quieren hacerlo abajo; no nos ponemos de acuerdo
hasta que a alguien se le ocurre una solución salomónica muy sencilla, buscamos
varios potes de plástico usados para llevar alimento y ¡listo!, solucionado;
tenemos un almuerzo de tubitos de pasta con salsa de carne junto a la
piscina, ¡rico!
Entregamos la habitación y nos vamos como a
las 4:00.
Reflexiono por el camino, a pesar de todo fue
maravilloso!!!! Que se repita digo, pero será para otra oportunidad.
Venezuela, nuestra tierra, es como una madre
que nos da hasta donde puede, no nos niega nada; nosotros en cambio somos
mezquinos, no le regresamos a ella lo que merece, lo que deberíamos darle. Lo menos
que podríamos hacer en esta nación para conservar las bellezas de nuestros
parques nacionales es preocuparnos por no contaminar las aguas, no arrojar
basura por todos lados, no acabar con la vegetación, no construir sobre
humedales y áreas protegidas. Pensemos que muchos países del mundo no tienen ni
remotamente las bellezas del nuestro; tenemos en demasía y no lo apreciamos. Cuidemos
a nuestro país tan bello; ¡que viva Venezuela!
*Carlos Coste, apneísta profesional
venezolano